Que me gusta una buena ventana con la persiana hasta arriba, y una rajita abierta que nos entre el aire, la tabla de cortar y un buen cuchillo, y todos los fogones encendidos. Y entre pelar las patatas y cortar la cebolla un buchito de un buen vino, y si la cosa se alarga nos ponemos música y a seguir disfrutando...
Manos a la obra, picamos los elementos, recursos, resultados, reputación y objetivos de una empresa, y sofreimos. Añadimos en trozos grandes las técnicas y los métodos, cuando estén doradas sazonamos con un poquito de identificación, análisis, gestión, y administración de los riesgos inherentes a la actividad empresarial. Un buen chorreón de vino y lo dejamos coger sabor (esta receta podemos adaptarla, depende de lo que tengamos en la nevera, cambiamos la empresa por la familia, o simplemente por uno mismo).
Y aquí tenemos el plato principal, una buena gerencia del riesgo.
Ahora ponemos la mesa, un mantel blanco, cubiertos, vasos y un canasto con pan.
Y llega nuestro invitado, conocemos las consecuencias del riesgo, si está picante, o está salado, o quizás en su punto.
Y en esa sobremesa de charla con nuestro mediador, hacemos el seguro, acto de transferir a un tercero las consecuencias del riesgo.
El problema es que lo dejemos un poco crudo y estemos más pendiente del precio del contrato que de su cobertura.
Y si no tenemos muy claro qué menú elegir, el mediador de seguros puede planificartelo, darte las recetas, e incluso invitarte a comer, sabemos recetas que quizás tú no sabes o simplemente has olvidado.
Hasta medicamentos tenemos, el ‘RH+’. Como dice Adolfo Campos: "Su composición sería la de la ‘R’ de Responsabilidad, entendida como el valor que está en la conciencia de la persona que le permite reflexionar, administrar, orientar y valorar las consecuencias de sus actos. La persona responsable es aquella que actúa conscientemente siendo él la causa directa o indirecta de un hecho ocurrido. Está obligada a responder por alguna cosa o alguna persona y también cumple con sus obligaciones poniendo cuidado y atención en lo que hace o decide. La ‘H’ sería el ingrediente de la Honestidad, considerado como el valor de decir la verdad, de ser decente, recatado, razonable, justo y honrado. Quien obra con honradez se caracterizará por la rectitud de ánimo, integridad con la cual procede en todo en lo que actúa, respetando sobre todas las cosas las normas que se consideran como correctas y adecuadas en la comunidad en la que vive. Y el último ingrediente, la “+”, corresponde a la Positividad: las cosas tienen más de positivo que de negativo, todos los días sale el sol, aunque en alguna ocasión al estar nublado no se ve, pero el sol sigue saliendo igual…"
Aquí estoy lista para meter las manos en la masa, y seguir pisando seguros, me voy a preparar el almuerzo de mañana ....
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